Internet, una Biblioteca de Babel del siglo XXI

Desde la significación propia de la Cultura de Masas y bajo una mirada con tinte apocalíptico, Internet es hoy una herramienta que atesora el peligro respecto de la pérdida de identidad como miembros de una comunidad. Esa cualidad amenazante, que parece llevar encarnada, no presenta límite alguno sobre la infinidad de servicios e información que ofrece al usuario.
Sin embargo, si nos apartamos de esta generalización podemos encontrar diversos aspectos sobre los que se cimienta el carácter positivo de la red y lo imprescindible que es hoy para el mundo, a tal punto que Manuel Castells la define como “el tejido de la vida humana”.
El advenimiento de una era denominada por la tecnocultura global, caracterizada por la existencia de un lenguaje común, la inexistencia de fronteras y la anarquía del ciberespacio, conlleva a comprender las singularidades que presenta Internet, a los efectos de preservar los valores ante esta aplanadora de la globalización.
Cuando se analiza la aparición de Internet como motor de la sociedad de la información, resulta bastante complejo que los análisis se alejen de esa mirada puramente tecnológica. Para Castells, la riqueza que no se toma en cuenta se sustenta en tres aspectos: como “medio de comunicación, de interacción y de organización social”.
Más allá de la tecnificidad, que es importante pero que no es el único pilar de la red, existen otros caracteres para examinar la individualidad, libertad y la interactividad como condición social del hecho comunicativo, independientemente de las sociedades consideradas y de la tecnología existente.
Indudablemente, la revolución de la información ha introducido nuevos conceptos y ha generado con ellos cambios en los medios de comunicación y en la escuela tradicional, algunos con tal grado de provisionalidad que la escuela aristotélica caracterizaría de buen grado como esotéricos (en el sentido de inconclusos, escritos en forma apresurada o provisional, con formato par uso propio o interno), aspecto interesante de resaltar si adherimos al planteo macluhaniano de considerar los media como “extensiones de los sentidos” .
Los cambios en los modos de percibir la información y de comunicarnos ha influido en los entornos (la escuela sin muros), en la búsqueda de la información y en el aprender del día a día, de forma tal que se puede construir un modo de aprendizaje y enseñanza totalmente nuevo.
En una de sus obras maestras, La Biblioteca de Babel, el escritor Jorge Luis Borges crea en su imaginario una biblioteca compuesta de galerías infinitas, imposible de conocer en su totalidad. Si realizamos una mera y humilde analogía con esta significación, podríamos decir que el mundo de Internet es una gran biblioteca integrada por cientos de servicios, infinidad de información y diversos modos de interacción. Es totalmente improbable pensar que alguien podría llegar a conocer en su totalidad todo lo que puede acontecer en este medio.
“La comunicación y la información, confundidas con la simulación en la aceleración del proceso de des-materialización de lo social que impone la (tendencial) digitalización de todos los mensajes, son elementos decisivos para la justificación y consolidación del modelo económico y social impuesto por los centros de poder. Un modelo caracterizado por la globalización económica y la fractura social, en el que el ordenador cumple un papel fundamental”, afirma Diego Levis en su libro La Pantalla Ubicua. La política, la educación, la economía y la socialización en sí se rigen a través de Internet. Resulta imposible pensar en un mundo sin ella, sin correos electrónicos, sin educación a distancia, sin chat, sin buscadores de información, entre otras cosas.
Por consiguiente, una de los aspectos más trascendentales y producto de la revolución que ha causado desde su aparición, es el traspaso de los puntos geográficos, por encima de los parámetros de la cotidianeidad.Hoy, Internet es el motor del siglo XXI en vías a un complejo y mayor desarrollo de la tecnología y de la comunicación.