domingo, 7 de octubre de 2007

Reconciliación del hombre con lo mítico

(A continuación expongo la introducción a un trabajo realizado para una de las materias cursadas en la Licenciatura en Comunicación Social. Aquel que tenga interés en leerlo puede solicitármelo a mi dirección de correo electrónico: paulafetcheverry@yahho.com.ar)


Introducción

“Una ausencia de libertad cómoda, suave, razonable y democrática, señal del progreso técnico, prevalece en la civilización industrial avanzada”. H. Marcuse.

La modernidad ha cumplido con la promesa de desencantarnos del mundo, ha racionalizado el mundo, lo ha dejado sin magia, sin misterio. Este proceso será el “Siglo de las Luces”, del “Iluminismo”, del triunfo de la razón, de la igualdad, de la participación democrática, del progreso, en donde todo deviene en cuantificable, calculable y medible. Casi paralelo, frente a este realismo, nace el pensamiento romántico, que si bien celebra la libertad, esa “nueva autonomía” del hombre, de pensar por sí mismo, ejercerá una profunda crítica a los sueños totalitarios de la razón científica.
El romanticismo percibe las profundas grietas que se abren bajo la lógica racional moderna, entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y su relación con el mundo; “La Modernidad es el tiempo que pone en evidencia que el hombre ha sido separado de sus dioses, el hombre moderno es un ser desgarrado, una partícula finita en lo infinito, un condenado al tiempo mortal y por lo tanto necesita una reconciliación mítica”.
Avanzan las neoreligiones, es decir, la religión se moderniza, es capaz de apropiarse de la moderno, lo nuevo y transformarlo en alimento y elemento de su propio proyecto. Parto de la idea de los medios masivos de comunicación como reencantadores del mundo, como instrumento de las religiones, que apropiándose de ellos son capaz de devolverle la magia al mundo, haciendo posible aquella unidad de ciencia y magia, ciencia y religión, permitiendo la reconciliación del hombre con lo mítico, aquellos por lo que abogaban los románticos.

Etcheverry Paula

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